jueves, 18 de octubre de 2012

Reflexionando


A lo largo de los siglos ha sido nombrada con recelo, solo se susurra su nombre, se le evita por completo y niegan su existencia, sin saber que siempre ha estado allí, junto a todo ser viviente, esperando el momento propicio para actuar.
La muerte, el fin de todo según dicen, la vida más allá de esta, el sueño eterno, el juicio final y la tristeza de los otros humanos que lamentamos la pérdida de ese ser querido.
Eternos significados tiene aquella palabra o estado natural, para cada ser viviente significa algo singular, para algunos es el derrumbe de la vida y no pueden continuar, para otros es un florecimiento, la renovación de la vida, regocijo, así como las flores una mañana nacen y se abren hacia el sol, en la noche se marchitan y se despiden con una reverencia. Al parecer ese es el significado de la vida, la muerte no existe, solo existe la transformación, los cambios de estados.
Al mirar al cielo puedes ver muchas nubes, pero ellas no siempre estuvieron allí, aquella agua condensada un día fluyo en un río o quizás perteneció a la cubierta nevosa de una montaña. Todo es un viaje y la humanidad aun no lo sabe, estamos tan ligados a todo lo conocido que cuando alguien le toca el momento de abandonar nuestro lado nos duele profundamente, sentimos que nos arrancan nuestro propio sentido de la vida. Sería tan bonito que lo pudiéramos comprender este trance de otra manera, sin dolor, solo con aceptación y reposo, pero por lo general es todo lo contrario.

Saber decir adiós y desprenderse de los seres queridos es todo un logro, les llego su momento de partida y solo queda desearles buen viaje, una buena despedida, ahí surge el misterio de la vida, se emprende un vuelo hacia el infinito. Adiós a lo viejo conocido, fue un gusto conocerte vida terrena, vamos a ver que sigue en la próxima pagina.

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